El fin de semana anterior me vi dos películas que, a mi parecer, son unas grandes piezas visuales y vale la pena invertirles el tiempo y el dinero. Son dos historias dignas de contar.
Los nadie (2016)
La primera vez que supe de la película, perdí mi interés por completo. Como muchos que conozco, lo primero que se me cruzó por la cabeza fue: otra película sobre putas, sicarios, narcos y la «realidad de Medellín» que, aunque nadie niega que exista, pues no es ni de cerca la realidad de la mayoría de jóvenes de la ciudad. Yo hace mucho tiempo atrás tomé la decisión de no ver ni aportar un sólo peso a ese tipo de producciones que siguen perpetuando esa imagen. Quien me convenció de verla, fue un amigo que me envió su reseña sobre la misma en el festival de cine de Venecia, y no me arrepiento de haberle dado la oportunidad, porque la Medellín que vi, es la Medellín que conocí cuando llegué hace 20 años y que me acogió con su punk, sus pogos y su gente desparpajada para hablar y que te comparte sin problemas su única cerveza y su último cigarro.
La historia de estos jóvenes es bonita, es el sueño de la mayoría: salir de acá a conocer un poco de mundo y «quitarse el collar de arepas» que cargan. No les interesa ser sicarios, no quieren ser prepagos, no les atrae ser el siguiente capo. Personas de sueños simples pero grandes para su mundo y que viven el día a día con todos sus afanes.
Estéticamente es simple, a blanco y negro, sencilla y con diálogos hilarantes. Los escenarios son los mismos ya vistos en otras producciones. Lo más atrayente, para mí, son el vestuario y la musicalización que tienen ese componente de cotidianidad y punk que uno ve en los semáforos cuando salen a hacer su arte.
Como dato curioso y poco aportante, fue muy emocionante salir con una carga positiva sobre la vida y la ciudad, y encontrarse a uno de los protagonistas en el lobby, haciendo sus malabares. No se la pierda, dese la oportunidad de conocer una Medellín mucho más real que la de Rosario, la vendedora y los sicarios.
Kubo y la búsqueda Samurai (2016)
Su nombre es Kubo, narra historias a través del origami y su instrumento musical shamisen, sólo tiene a su madre y su mayor sueño es poder conocer a su padre muerto, pero un día perderá todo lo que tenía al perseguir ese sueño, y termina embarcado en una aventura épica, mucho mayor que la de sus personajes, y descubrirá que la vida se mueve entre grises, y no de blanco al negro.
Cuando vi el trailer de la película, me llamó mucho la atención su estética de stop motion en 3D y el argumento que lleva a una búsqueda espiritual muy bonita (para mí): aprender sobre nuestra familia y entender que cada uno es un ser único, y que aunque hay diferencias y a veces no los entendemos, siempre podremos lograr grandes cosas cuando contamos con ellos.
La animación es impecable, la historia tiene una narrativa y una estética muy cuidada, la música es maravillosa, y si puede, véala en la versión original, que cuenta con las voces de muchos grandes del cine como Charlize Theron, Ralph Fiennes, Rooney Mara, entre otros.
Es una bonita historia, que quizá los pequeños no disfrutarán tanto como los Minions o Toy Story, pero que los adultos encontraremos edificante y divertida.
¡Hasta el otro viernes!
P.D.: ¿Ya se vio Star Trek: Beyond? Si es un trekkie, no deje de pasar por la sala a verla, se llevará muchas gratas sorpresas, tanto visuales como auditivas.